martes, 4 de marzo de 2014

11. Las creencias centrales.

Las creencias centrales, son las ideas más dominantes acerca de uno mismo.  Este tipo de creencias se desarrollan durante la infancia, mientras el niño se relaciona con las personas más significativas y se ve expuesto a diversas situaciones.  
  • La mayoría de las personas suelen mantener durante su vida primordialmente creencias centrales positivas (p. ej. “Puedo controlar las situaciones”, “Soy un ser humano funcional”). Las creencias centrales negativas generalmente surgen en los momentos de distrés psicológico.

A menudo, a diferencia de lo que ocurre con los pensamientos automáticos, las creencias centrales que los pacientes “conocen” como verdaderas acerca de ellos, no están completamente articuladas hasta que el terapeuta comienza a desentrañarlas investigando los significados de los pensamientos del paciente, tal como se hace durante la aplicación de la técnica de la flecha hacia abajo, que ya se ha mencionado.
  • El grado de dificultad para identificar y modificar las creencias centrales varía de un paciente a otro. En general, lo que padecen una perturbación emocional significativa pueden expresar sus creencias centrales con más facilidad. Por otra parte, suele ser mucho más fácil modificar las creencias centrales de los pacientes con trastornos del Eje 1, cuyas creencias centrales positivas fueron activadas a lo largo de la mayor parte de su vida.


Para identificar y modificar las creencias centrales, el profesional, durante el curso de la terapia, realiza las siguientes actividades:

1. Mentalmente establece una hipótesis respecto de cuál es la categoría de creencia central que ha dado origen a pensamientos automáticos específicos.
2. Específica la creencia central usando las mismas técnicas de que se vale para identificar las creencias intermedias.
3. Explica al paciente sus hipótesis acerca de las creencias centrales y le pide que las confirme o las refute. A medida que el paciente le proporciona datos adicionales respecto de sus situaciones actuales e infantiles y sus reacciones frente a ellas, profundiza sus hipótesis.
4. Instruye al paciente acerca de las creencias centrales en general  y de su creencia central especifica. Lo guía para que monitoree como opera la creencia central en el presente.
5. Comienza a evaluar y a modificar la creencia central; l asiste para que especifique una creencia central nueva más adaptativa; examina el origen infantil de la creencia central,  su persistencia a través de los años y su contribución para con las dificultades presentes.

Categorizar creencias centrales.
  • Las creencias centrales de los pacientes se pueden categorizar en el terreno del desamparo, de la incapacidad de ser amado o en ambas. 
  • Cada vez que el paciente aporta datos, el terapeuta “escucha” la categoría de la creencia central que parece activarse.

A veces está claro cuál es la categoría a la que pertenece una determinada creencia central, especialmente cuando el paciente usa palabras como “Estoy desamparado” o “Nadie me quiere”.
  • En otras ocasiones el terapeuta puede desconocer inicialmente qué la categoría de la creencia centrar ha sido activada.
  • Resumiendo, el terapeuta comienza a formular mentalmente una hipótesis sobre las creencias centrales de un paciente cada vez que este le aporta daos por medio de sus reacciones frente a las situaciones. En primer lugar realiza una distinción general entre las cogniciones que parecen pertenecer a la categoría del desamparo y las que corresponden  a no ser amado.



Identificar creencias centrales.

  • Para identificar las creencias centrales, el terapeuta se vale de las mismas técnicas que ha utilizado para identificar las creencias intermedias. 
  • A menudo el terapeuta identifica una creencia central al iniciar la terapia y la utiliza para conceptualizar al paciente y planificar el tratamiento.
  • El puede recopilar datos al respecto y hasta intentar que el paciente evalúe esta creencia al comienzo de la terapia.  En muchos casos estas evaluaciones tempranas no son eficaces, pero ayudan al profesional a observar la fuerza y la amplitud de la idea y la posibilidad de modificarla.

Presentar creencias centrales.

  • Cuando el profesional cree que ha recopilado suficientes datos como para establecer una hipótesis acerca de la creencia central y considera que el paciente será suficientemente receptivo, le presenta la conceptualización en forma tentativa.
  • También puede revisar con el paciente una seria de pensamientos automáticos relacionados que ha tenido en situaciones diversas y pedirle que saque una conclusión respecto de un tema subyacente.
  • La obtención de datos históricos ayuda al terapeuta en momentos posteriores, cuando plantea al paciente cómo llegó a concebir esa creencia central y le explica cómo ´puede ser falsa o parcialmente falsa aunque la crea con tanta fuerza.

Instruir al paciente acerca de las creencias centrales y el control de la forma en que operan.

Para el paciente es importante comprender los siguientes puntos acerca de su creencia central:

  •     Que es una idea y no necesariamente una verdad.
  • ·                 Que puede creer en ella con mucha intensidad y hasta “sentir” que es verdadera y no obstante, puede ser parcial o totalmente falsa.
  • ·         Que como idea, puede ser sometida a comprobaciones.
  • ·         Que tiene sus orígenes en sucesos de la infancia y que puede no haber sido cierta en el momento en que comenzó a creer en ella.
  • ·         Que se mantiene a través del funcionamiento de sus esquemas, en los cuales rápidamente encuentra datos que sustentan la creencia central, mientras ignora los que la contradicen.
  •      Que el paciente y el terapeuta pueden, en un trabajo conjunto, usar una gran variedad de estrategias para modificar esa idea y obtener una visión más real de sí mismo.


Modificar creencias centrales y fortalecer nuevas creencias.

  • Una vez identificada la creencia central negativa, el terapeuta diseña mentalmente una creencia nueva, más realista y funcional y guía al paciente hacia ella.
  •  Generalmente al paciente le resulta más fácil adoptar una creencia relativamente positiva que una muy extrema.


El formulario de creencias centrales.

  • Una vez identificada la antigua creencia central y cuando ya se ha desarrollado una nueva, el terapeuta presenta el Formulario de Creencias Centrales (FCC). Es preferible introducir esta herramienta una vez que el paciente ha comprendido que algunas de sus ideas no son adecuadas o están distorsionadas.
  • Este formulario suele presentarse cuando el paciente, además, ha aprendido el proceso de evaluación y modificación de los pensamientos automáticos, comprende verdaderamente que puede modificar el pensamiento disfuncional y ha establecido una fuerte alianza terapéutica con el profesional.
  • El FCC comprende dos partes: la superior ayuda al paciente a identificar y evaluar el grado de credibilidad conferida a la “antigua”.  
  • A partir de que se presenta  el formulario, terapeuta y paciente completan juntos esta parte al inicio de cada sesión.
  •  La parte inferior debe ser completada por el paciente, durante la sesión o como tarea, a medida que controla el funcionamiento de sus creencias y revisa las evidencias que parecen avalar la antigua.

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