El terapeuta debe comprender que un paciente que acaba de
ponerse en contacto con la terapia cognitiva no sabe de antemano que aquel
desearía que le informe acerca de los acontecimientos de la semana, describa su
estado de ánimo y determine sintética mente un plan.
- El terapeuta no sólo le está enseñando ciertas habilidades, sino también una nueva manera de relacionarse con un profesional y un modo diferente de relacionarse con sus dificultades, para que pueda adoptar una actitud más objetiva y más orientada a la resolución de problemas.
- Por esas razones, el terapeuta debe, a menudo, repetir muchas veces sus descripciones, dar explicaciones y controlar cada uno de los elementos de la sesión, dando respuestas correctivas. Cuando no logra hacer estas cosas, muchas veces consigue menos información del paciente y las sesiones no resultan eficaces.
- Otro tipo de dificultad se refiere a la renuencia del paciente para adaptarse a la estructura prescripta a causas de las percepciones y creencias disfuncionales acerca de sí mismo, el terapeuta y/o la terapia.
-En estos casos, el terapeuta debe formular una explicación
acerca de la causa del problema y diseñar una solución. Puede optar, o bien por
aceptar la incomodidad del paciente, pidiéndole de todas maneras que acepte esa
estructura como un experimento, o bien por acomodarse al comportamiento del
paciente, permitiendo que sea él quien al comienzo domine y controle el curso
de la sesión.
-¿Cómo puede el terapeuta determinar si la actitud del
paciente se debe a falta de conocimiento o a una resistencia para aceptar la
propuesta? En primer lugar, debe instruir más al paciente respecto del modelo
cognitivo y debe controlar sus respuestas verbales y no verbales. Si se trata
solamente de un problema de conocimiento, la respuesta del paciente suele ser
neutra y después la aceptación es buena.
Breve actualización.
Una dificultad bastante común es la que se produce cuando el
paciente comienza la sesión con un relato demasiado detallado o caótico. Luego
de varias oraciones, el terapeuta interviene amablemente, señalando la
importancia de centrarse en problemas específicos. En otro momento de la sesión, el terapeuta
puede sugerir que, para el siguiente encuentro, el paciente prepare por escrito
un panorama general de lo que ha ocurrido en la semana, en unas pocas
oraciones.
Algunos pacientes comprenden el pedido y son capaces de
hacer una síntesis concisa, pero eligen no hacerlo. Si el terapeuta cuenta con elementos que le
sugieren que cuestionar la falta de cumplimiento con la estructura puede dañar
la alianza terapéutica, tal vez le convenga permitir que el paciente controle
la parte de actualización de la sesión.
El terapeuta generalmente puede explorar con tranquilidad
las razones de la resistencia del paciente y resolver con él el problema. Si al
terapeuta pide al paciente una revisión más concisa y nota un cambio afectivo
negativo, puede preguntar. “Cuando te pedí que me dieras el cuadro general,
¿qué pasó por tu mente? Luego de identificar los pensamientos automáticos del
paciente, el terapeuta puede:
1) ayudarlo a evaluar la validez de esos pensamientos.
2) usar la técnica
para descubrir el significado de los pensamientos.
3) hacer una afirmación empática y pasar a la resolución del
problema.
Control del estado de
ánimo
Muchas veces el paciente no logra llenar bien los
formularios, le desagradan, o tiene dificultades para expresar subjetivamente
su estado de ánimo general durante la semana. Si el problema radica solamente
en la falta de instrucción para completar formularios, el terapeuta pregunta al
paciente si recuerda y está de acuerdo con las explicaciones para llenarlos y
determina si existe una dificultad práctica que deba ser resuelta.
Si el paciente se siente molesto cuando se le pide que
complete formularios, el terapeuta puede indagar acerca de sus pensamientos
automáticos. El terapeuta puede
responder empáticamente a las preocupaciones del paciente, ayudarlo a evaluar
sus pensamientos y creencias relevantes y/o a resolver el problema.
El problema es diferente cuando el paciente encuentra
dificultades para expresar su estado de ánimo, ya sea porque no logra hacerlo
de una manera concisa, o bien porque tiene problemas para dar nombres a sus
estados de ánimo. El terapeuta puede, en esos casos, interrumpirlo amablemente
y formularle preguntas específicas o demostrarle cómo debe responder.
Puente desde la
sesión anterior
En este punto, suelen aparecer problemas por la dificultad
del paciente para recordar el contenido de la sesión o por su reticencia para
expresar sentimientos negativos hacia el terapeuta. Una solución es pedir al
paciente que complete un Formulario Puente entre Sesiones antes de cada sesión.
Cuando el paciente no logra expresar con sinceridad sus
reacciones frente a lo sucedido en la sesión anterior, se pueden adoptar
distintas soluciones. En primer lugar, si sospecha que ha habido una reacción
negativa, el terapeuta puede alentar más al paciente a expresarla. En segundo
lugar, el terapeuta puede trabajar sobre el significado que tiene para el
paciente la expresión de sentimientos negativos.
Establecer el plan
Las dificultades típicas que aparecen en este tramo son la
falta de colaboración del paciente en el armado del plan, las divagaciones que
pueden aparecer, o la actitud negativa en las conversaciones para fijar temas.
El paciente que no contribuye con temas para el plan o bien no está
suficientemente instruido, o está atribuyendo un significado negativo especial
a su colaboración.
Si en la semana siguiente el paciente tampoco logra sugerir
un tema, aun cuando la revisión de la semana sugiera que experimentó algunas
dificultades, el terapeuta debe averiguar acerca de sus pensamientos
automáticos y/o acerca del significado de este pedido.
El terapeuta puede entonces averiguar acerca de las
expectativas que tiene el paciente respecto de la terapia y ayudarlo a examinar
las ventajas y desventajas de esas expectativas. Si en la siguiente sesión el
paciente persiste en relatar los problemas en lugar de limitarse a nombrarlos,
se le puede pedir que los anote como tarea para el hogar.
Revisión de la tarea
para el hogar.
Un problema típico es que el terapeuta no llegue a
preguntarle al paciente acerca de las tareas que realizó durante la semana. Es
más probable que el terapeuta recuerde hacerlo si tiene adelante consignados
los seis elementos que configuran una sesión de terapia y las notas de terapia
en la semana anterior, que contienen la asignación de tareas.
Abordaje de los ítems
del plan.
Algunos problemas típicos de esta parte de la sesión son la
falta de esperanza, las conversaciones tangenciales o dispersas, un manejo
ineficaz del tiempo y la incapacidad para realizar intervenciones terapéuticas.
Las conversaciones dispersas suelen aparecer cuando el terapeuta no estructura
la conversación de una manera adecuada.
También se producen intercambios de escaso valor cuando no
logra concentrar la actividad en los pensamientos automáticos, las emociones y
comportamientos clave y cuando no consigue realizar la síntesis con frecuencia.
El manejo del tiempo suele ser un problema para el terapeuta
novato, que muchas veces sobrestima la cantidad de temas que pueden ser
abordados en la sesión. Es preferible establecer prioridades y especificar solamente
uno o dos temas para conversar en la sesión.
Tanto el terapeuta como el paciente deben mantener el control del tiempo
y decidir juntos qué hacer cuando es escaso.
Un tercer problema suele aparecer durante el tratamiento de
los ítems del plan es que el terapeuta no acierta a hacer una intervención
terapéutica. Dedicarse simplemente a describir un problema o a identificar
pensamientos disfuncionales o creencias relacionadas no redundará en el
bienestar del paciente.
Asignar nuevas tareas.
Es menos probable que un paciente cumpla con las tareas para
el hogar:
1) El terapeuta sugiere una tarea demasiado difícil o no
relacionada con las preocupaciones del paciente.
2) No le da una explicación adecuada.
3) Olvida revisar las tareas asignadas en sesiones
anteriores.
4) No enfatiza la importancia de las tareas diarias en
general y de cada asignación específica en particular.
5) No enseña específicamente a realizar la tarea.
6) No inicia la tarea, ni realiza ensayos de la misma.
7) No hace que el paciente anote lo que se le asigna.
8) Fija unilateralmente una tarea que el paciente no desea
realizar.
Su las causas de los problemas no fueron las anteriores, el
terapeuta averigua si el paciente no tiene creencias disfuncionales respecto de
las tareas.
Resumen final.
A lo largo de la sesión, el terapeuta resume periódicamente
los contenidos para asegurarse de haber comprendido lo que el paciente ha
expuesto. El resumen final consistirá en una breve revisión de esas notas y una
síntesis oral de otros tópicos que se hayan tratado.
Retroalimentación.
Suelen aparecer problemas cuando el paciente está molesto
hacia el final de la sesión y no tiene suficiente tiempo para resolver su
malestar o cuando no logra expresar en absoluto sus reacciones negativas.
Una solución práctica para evitar quedarse sin tiempo es
comenzar el cierre unos diez minutos antes del final. El terapeuta puede
entonces asignar y nuevas tareas de una manera más efectiva, resumir la sesión
y pedir retroalimentación.
Problemas que surgen
de las cogniciones del terapeuta
Los problemas antes mencionados presuponen que el terapeuta
está de acuerdo con la estructura habitual de la sesión de terapia y se siente
competente para implementarla. Los que siguen son pensamientos y creencias
típicos de los terapeutas, que pueden interfeirir con la implementación de la
estructura habitual.
- Es importante que el terapeuta controle su propio nivel de incomodidad e identifique sus pensamientos automáticos durante y entre las sesiones. De esta manera podrá identificar problemas, evaluar y modificar sus pensamientos y resolver problemas para facilitar la implementación de la estructura habitual en la siguiente sesión.
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