martes, 4 de marzo de 2014

6. Identificación de los pensamientos automáticos.


El modelo cognitivo sostiene que la interpretación de una situación a menudo expresada en forma de pensamientos automáticos, influye sobre las emociones, el comportamiento y la respuesta fisiológica subsiguiente.
Este capítulo describe las características de los pensamientos automáticos y las técnicas para identificarlos en los pacientes, explicarlos, diferenciar entre pensamientos automáticos e interpretaciones y enseñar al paciente a identificarlos.

Características de los pensamientos automáticos.

Los pensamientos automáticos constituyen un flujo de pensamiento que coexiste con otro flujo de pensamiento más manifiesto. Estos pensamientos no son patrimonio sólo de las personas con trastornos psicológicos, sino que son una experiencia común a todos.
Aunque los pensamientos automáticos parecen surgir espontáneamente, una vez que el paciente identifica las creencias subyacentes, se vuelven bastante predecibles.  El terapeuta cognitivo se interesa en la identificación de los pensamientos disfuncionales, es decir, de aquellos que distorsionan la realidad, son emocionalmente perturbadores y/o interfieren con la capacidad del paciente para alcanzar sus objetivos.
Los pensamientos automáticos disfuncionales son casi siempre negativos, a menos que el paciente sea maníaco o hipomaníaco, tenga un trastorno narcisístico de la personalidad o sea un drogadicto. Estos pensamientos suelen ser breves, y el paciente a menudo está más consciente de la emoción que experimenta como consecuencia del pensamiento que de este en sí mismo.
La emoción que experimenta el paciente está conectada de manera lógica con el contenido del pensamiento automático. Los pensamientos automáticos suelen aparecer en forma muy “escueta”, pero generalmente el paciente logra expresarlos en cuanto el terapeuta pregunta por el significado de ese pensamiento. Los pensamientos automáticos pueden aparecer en forma verbal, visual (imágenes) o de ambas maneras, se pueden evaluar según su validez y su utilidad. La mayor parte de ellos están distorsionados de alguna manera y se producen pese a que existan evidencias objetivas que indiquen lo contrario.
Un segundo tipo de pensamiento automáticos son adecuados, pero el paciente extrae de ellos conclusiones distorsionadas.  El tercer tipo de pensamientos automáticos también son correctos pero decididamente disfuncionales.
Para resumir, los pensamientos automáticos coexisten con flujo más manifiesto de pensamientos, aparecen espontáneamente y no se basan en la reflexión o en la deliberación.  Los pensamientos relacionados con problemas personales se asocian con emociones específicas, que dependen de su contenido y significado.
La identificación de los pensamientos automáticos, su evaluación y la manera más adaptativa de responder a ellos suele producir cambios positivos en las emociones.

Explicar los pensamientos automáticos a los pacientes.

El terapeuta sugiere una situación alternativa para ilustrar el modelo cognitivo. Más adelante en la misma sesión usará el cuestionario socrático para analizar con el paciente ese pensamiento y lograr que ella desarrolle su propia respuesta adaptativa.
                                                                                                                                                                     Indagar sobre los pensamientos automáticos.

Aprender a identificar los pensamientos automáticos entraña un proceso semejante al del aprendizaje de cualquier otra habilidad. Algunos pacientes (y terapeutas) lo captan fácil y rápidamente.  
*El primer procedimiento consiste en identificar los pensamientos automáticos que el paciente genera en la sesión. 
*El segundo método trata de investigar los pensamientos automáticos que el paciente ha tenido en situaciones problemáticas que se presentaron entre sesiones, por medio de la evocación, la imaginería, las dramatizaciones y planteo de hipótesis.

Diferenciar entre pensamientos automáticos e interpretaciones
Cuando el terapeuta indaga sobre los pensamientos automáticos del paciente, en realidad busca las palabras e imágenes exactas que han pasado por su mente. Sucede que muchos pacientes, hasta que aprenden a reconocer esos pensamientos, en realidad refieren interpretaciones, que pueden o no reflejar el verdadero pensamiento.

Diferenciar entre pensamientos automáticos útiles y menos útiles.

Hasta que el paciente aprende a reconocer los pensamientos automáticos específicos que lo perturban, es posible que refiera otra serie de pensamientos. Algunos  de ellos son sencillamente descriptivos y resultan inocuos o irrelevantes en relación con sus problemas. Los pensamientos automáticos suelen estar asociados con un marcado malestar.

Especificar pensamientos automáticos insertos en el discurso.

Los pacientes necesitan aprender a especificar las palabras exactas que pasan por su mente, para poder evaluarlas de una manera efectiva. El terapeuta ayuda amablemente al paciente para que identifique las palabras exactas que pasaron por su mente.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Reformular los pensamientos telegráficos o en forma de pregunta.

Los pacientes muchas veces refieren pensamientos sin expresarlos en forma completa. Como es bastante difícil evaluar esos pensamientos telegráficos, el terapeuta debe guiar al paciente para que los exprese de una manera más completa.
Si el paciente no logra hacer explícito el pensamiento, el terapeuta puede hacer un nuevo intento proveyéndole un pensamiento opuesto.
Los pensamientos automáticos muchas veces se presentan en forma de pregunta y esa modalidad dificulta su evaluación. Por esa razón, el terapeuta trata de guiar al paciente para que lo exprese en forma de enunciación, antes de comenzar a evaluarlo.

Enseñar a los pacientes a identificar sus pensamientos automáticos.

En sesiones posteriores, el terapeuta también puede enseñar al paciente otras técnicas en forma explícita, en caso de que la pregunta básica (“¿Qué está pasando por tu mente en este momento?”) no haya sido suficiente.

Si tampoco resulta suficiente formular la pregunta básica y valerse de imágenes mentales, el terapeuta puede enseñar al paciente a formular teorías acerca de sus pensamientos.  Este método es siempre una segunda opción, porque es más probable que, al utilizarlo, el paciente refiera una interpretación en lugar de exponer el pensamiento mismo.

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